Titular

Titular

Siendo el Islam un mensaje universal, ha llegado hasta nuestro continente y poco a poco el paisaje de los barrios se va tiñendo de un ‘Assalamu alaikum’ por aquí, un ‘Insha'Allah’ por allá.

Los vientos acompañan al llamado a la oración; en las calles se ve el brillo de los velos de las mujeres anunciando castidad. Los cerdos no se acercan a nuestras cocinas, las bebidas alcohólicas mueren como de cirrosis y no son parte de nuestra rutina.

Los hijos te leen un capítulo del Sagrado Corán, te explican una narración del Profeta: el Islam ya estaba en sus venas, pues Dios nos ha bendecido a todos otorgándonos la fitrah, esa predisposición natural que tenemos hacia el monoteísmo, condición presente en nuestra misma esencia.

Y es que «Ciertamente, la Religión, para Dios es el Islam» (Corán 3:19). Es por ello que, si Él quiere, atestiguaremos eternamente: «No hay más divinidad que Dios y Muhammad es el Mensajero de Dios». Entonces, es a Dios que nos sometemos sin ninguna compulsión: somos musulmanes y nuestras voces y acciones Lo alaban.

EL CORAZÓN EN LA REVOLUCIÓN, Mustafa Al-Salvadori, Fundación Cultural Oriente

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
Share/Save