Omar Khayyam

Rubaiyat sobre el tiempo

Autor: 

Confórmate en este mundo con pocos amigos. No busques prolongar la simpatía que alguien te inspiró. Antes de estrechar la mano de un hombre, piensa si ella no te golpeará un día.  

Antaño, este jarrón era un pobre amante que gemía ante la indiferencia de una mujer. El asa del borde, era el brazo que ceñía el cuello de su bienamada.

Cuán mísero el corazón que no sabe amar, que no puede embriagarse de amor! Si no amas ¿cómo podrás comprender la luz enceguecedora del sol y la suave claridad lunar?

Toda mi juventud retoña hoy. ¡Escancia vino! No importa cual... ¡No soy delicado! ¡En verdad, al mejor lo encontraré amargo como a la vida!

Sabes que careces de poder sobre tu destino. ¿Por qué la incertidumbre del mañana ha de causarte inquietud? Si eres sabio, goza del momento actual. ¿El porvenir? ¿Qué puede traerte el porvenir?...

Siete rubaiyat espirituales

Autor: 

223 La diversidad de cultos divide al género humano en sesenta y dos naciones, más o menos.

En medio de todos esos dogmas, yo he escogido el de tu amor.

¿Qué significan estas palabras: impiedad, islamismo, culto, pecado?

Mi verdadero fin eres tú.

¡Lejos de mí todos esos vanos pretextos!

 

224 Cuenta mis virtudes una por una y mis defectos, perdónalos por docenas.

Cada pecado cometido, perdónalo por el amor de Dios.

No atices el fuego del odio con el soplo de las pasiones.

Perdóname en memoria de la tumba del Profeta de Dios.

 

225 En verdad, el vino en la copa es un espíritu límpido; en el cuerpo de la botella, es un alma transparente.

Ninguna persona antipática es digna de mi sociedad...

Belleza

Autor: 

¡Cómo son bellas estas ramas que crecen al bordo del arroyo!

Se diría que han nacido sobre los labios de una angélica beldad.

No pongas, desdeñosamente, tus pies sobre ellas,

porque provienen del germen del polvo de una faz coloreada con tinte de tulipán.

Cada corazón que Dios ha iluminado con la luz del cariño, 

sea que frecuente la mezquita a la sinagoga, ha inscrito su nombre en el libro del amor

y se ha liberado del temor del infierno y de la esperanza del paraíso.

Un sorbo de vino vale más que el reino de Kavous; 

es preferible al trono de Kabad y al imperio de Thous.

Los suspiros que mantienen preso al amante son

preferibles a los gemidos de los devotos hipócritas

Aunque el pecado me haya vuelto feo

y desgraciado no estoy sin esperanza, como los idólatras que se apoyan

sobre los dioses de sus templos.

La mañana en que esté muriendo como consecuencia de la ebriedad de la víspera,

pediré vino, y llamaré a mi amante, porque ¿qué me importan el paraíso y el infierno?...

Reproche de Dios a un sufí

Autor: 

Un santo personaje, que encontraba su felicidad en Dios, se había entregado durante cuarenta años a la adoración. Había huido del mundo y se había sustentado de los secretos de Dios detrás del telón. Dios estaba íntimamente unido a él y esto le bastaba; si hubiera dejado de existir, le habría sido indiferente, puesto que Dios no habría dejado de existir. El sufí poseía un recinto en medio del cual había un árbol. Ahora bien, un pájaro había hecho su nido en este árbol. El canto de este pájaro era dulce, sus acentos eran agradables; había cien secretos en cada una de sus notas. Este servidor de Dios encontró un encanto en el suave canto de este pájaro, así como en los alrededores. Pero Dios hizo una revelación sobre este tema al profeta de aquel tiempo, que era un hombre de acción, en estos términos: "Di a este sufí que es asombroso que después de haber hecho día y noche todas sus prácticas de piedad, que después de haber ardido tantos años de amor por mí, haya acabado por venderme por un pájaro. Es cierto que este pájaro es admirable de perfección; pero al fin es el canto de un pájaro el que te ha cogido en su red. Yo, por el contrario, te he comprado y te he enseñado y tú me has vendido indignamente. ¿Te he vendido, pues, la compra? ¿He aprendido de ti la fidelidad? No te vendas gratuitamente por tan poca cosa; yo soy tu amigo, no dejes de ser el mío".

Rubaiyat

Autor: 

Oh tú, la que en todo el universo escogí como objeto

predilecto de mi corazón; tú, más querida que el alma que me

anima y que los ojos que me dan la luz: nada existe más

precioso que la vida, y tú me pareces cien veces más preciosa, que

ella.

Sólo tristeza y desdicha nos ha producido este mundo, que

por un instante nos sirve de asilo.

Ningún problema de la creación nos ha sido explicado, y nos

iremos con el corazón lleno de disgusto por nuestra ignorancia.

Canto de Omar Khayyam (5)

Autor: 

El alba vuelca sus rosas en la copa del cielo... En el aire de cristal se desgrana el canto del último ruiseñor... El aroma del vino es más suave... ¡Y pensar que hay insensatos que en esta misma hora sueñan con riquezas y distinciones! ¡Qué sedosa es tu cabellera, amada mía!

Brisas de primavera acarician los pétalos de las rosas. En la sombra azul del jardín, besan también el rostro de mi amada. A pesar de la felicidad que tuvimos, no añoro el pasado. ¡Es tan honda la dulzura del presente!

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