Poesía Libre

El árabe en Persia

Un árabe fue a Persia y se admiró de las costumbres que encontró allí. Este ignorante, cuando visitaba el país, pasó por azar delante de una casa de caridad. Había allí un puñado de gentes desordenadas que se habían jugado los dos mundos y que no decían palabra. Todos sin mujer, sin óbolo, pero con el corazón puro; todos exentos de mancha, a cual más. Cada uno de ellos tenía en la mano una botella de vino turbio que había tenido el cuidado de llenar antes de sentarse. En cuanto el árabe vio a estas gentes, sintió inclinación hacia ellos y su espíritu y su corazón cayeron en el gran camino de su carrera. Cuando los pensionistas lo vieron así perdido de honor, de razón y de espíritu, le dijeron todos: " ¡Entra, oh hombre de nada!" Entró pues de grado o de fuerza. Esto fue así y esto es todo. Se volvió libertino como ellos. Habiéndose embriagado por el efecto de una sola copa de vino, se quedó como borracho y su masculino vigor se vio aniquilado. Tenía muchos objetos de valor, mucho oro y plata que uno de estos pensionistas le cogió al instante.  ...

La copa de cristal

Florece la rosa, y el ruiseñor se embriaga.

Acudid, sufíes que adoráis el vino.

La base del arrepentimiento como piedra es firme.

Asombraos: la copa de cristal la ha destruido.

En la corte de la opulencia, lo mismo sea el rey,

que el alguacil, que el ebrio... ¡Trae vino!

De este caravasar con dos puertas hay que partir:

techo y tejado de la vida, alto o bajo es lo mismo.

Morada y rapto de gozo sin sufrir no se alcanzan,

si el primer día el sufriente estrecha vínculos. ...

Buen Viaje

"¿A dónde vas tan precipitado?"

preguntó el espino a la brisa.

" yo me siento tan triste aquí,

¿no deseas viajar lejos del polvo de este desierto?"

"Me entusiasma, pero

¿Cómo hacerlo?, mis pies están atados"...

"A dónde vas tan apresurado?"

"A dondequiera que se encuentre mi casa salvo ésta."

Salomón

Salomón, a pesar de su perfecta sabiduría, hizo humildemente un día esta pregunta a una hormiga coja: "Habla -le dijo—, tú que estás más impregnada que yo de las doctrinas espirituales; ¿cuál es la arcilla que se mezcla mejor al pesar?" La hormiga coja le dio enseguida esta respuesta: "Es -le dijo-, el último ladrillo de la estrecha tumba; pues, en efecto, el último ladrillo que colocarán en tierra pondrá fin a todas las esperanzas, incluso a las más inocentes".

¿Quién llama a mi puerta?

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¿Quién llama a mi puerta?

Preguntó, "¿Quién llama a mi puerta?"

Respondí, "Tu humilde servidor".

Preguntó, "¿Qué asunto te trae por aquí?"

Respondí, "Vine a saludarte, oh Señor".

Preguntó, "¿Cuánto más viajarás?"

Respondí, "Hasta que me detengas".

Preguntó, "¿Hasta cuándo hervirás en el fuego?"

Respondí, " Hasta que puro quede".

"Este es mi juramento de amor.

Por amor,

renuncié a fortuna y posición"...

Yo soy de allí

Yo soy de allí. Y tengo recuerdos. Nací como nace la gente. Tengo una madre

y una casa con muchas ventanas. Tengo hermanos, amigos, y una cárcel con una fría ventana.

Tengo una ola que han raptado las gaviotas, un paisaje favorito, una hierba silvestre,

una luna en los confines de la palabra, la subsistencia de los pájaros y un olivar inmortal.

Y un mensaje en el camino

Vendré un día y traeré un mensaje, meteré luz en las venas, y alzaré la voz: ¡Oh vosotros que tenéis la cesta llena de sueño!

Traigo manzana, manzana roja del sol. Vendré, daré un jazmín al mendigo. Obsequiaré otro zarcillo a la bella leprosa.

Diré al ciego: ¡Qué vistoso es el jardín! Seré un errante, daré vueltas por los callejones. Pregonaré: ¡Rocío, rocío, rocío! Un pasajero dirá: Verdaderamente es una noche oscura. Le daré una galaxia.

En el puente hay una chiquilla sin piernas, le colgaré la Osa Mayor del cuello.

Eliminaré todos los insultos de los labios. Tiraré todas las paredes de su sitio. Diré a los salteadores de caminos: Ha llegado una caravana y su mercancía es la sonrisa...

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