Cuento de la herencia del padre
En Diyarbakir estaba yo invitado de un anciano que tenía muchas riquezas y un hijo
guapo. Una noche me contó que nada tenía en la vida excepto aquel muchacho; dijo: «Hay
un árbol en el valle que es lugar de peregrinación y a él se dirige la gente para pedirle
deseos. Largas noches lloré a los pies de aquel árbol rogándole a Dios hasta que me
concedió este hijo». Oí cómo el muchacho susurraba a sus amigos: «¿Por qué no averiguar
dónde está ese árbol para pedirle que se muera mi padre?». El señor, contento porque su
hijo es listo, y el hijo, contento porque su padre está decrépito...