A MI MADRE
Añoro el pan de mi madre,
el café de mi madre,
las caricias de mi madre…
Día tras día
en mí crece la infancia,
pero amo mi edad, pues
de morir
me avergonzarían las lágrimas de mi madre.
Añoro el pan de mi madre,
el café de mi madre,
las caricias de mi madre…
Día tras día
en mí crece la infancia,
pero amo mi edad, pues
de morir
me avergonzarían las lágrimas de mi madre.
Balas
en la noche de luna llena
surcaron las colinas y los caminos.
Balas
chocaron contra los muros
y golpearon las puertas y las ventanas.
Iban dirigidas a los corazones y a las entrañas.
Balas
por detrás de las piedras,
a través de los desfiladeros,
por detrás de los sacos de arena.
Balas.
Se esparcen por las piedras arrayanes de sangre
y se pegan adornos de sangre en las paredes.
Balas
y gelignita
arrojan los cuerpos a las hienas.
Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
Los asientos no se acuerdan de nada
pero se han sentado igual que nosotros,
aquí descansan
El pájaro ha jugado
a su gran juego.
Ha creado la rosa, le ha dado
forma en seis días
y el séptimo día se ha dormido.
El pájaro se ha cansado de crear,
Aquella noche
Las caras se desvanecieron en torno nuestro
Y todo desapareció
Menos el brillo azul de
Tus ojos y la llamada
En aquel brillante azul
Donde mi corazón
Navegó cual barco
Guiado por las olas.
Las olas nos condujeron
A un mar sin playas,
Sin límites
Y sin resistencia
A que las olas contaran
La eterna historia de la vida
Resumida
En una mirada.
Y la tierra se inundó con
El impulso de la marea, el viento y la lluvia.
Después de la lluvia:
soles en las nubes y en los riachuelos,
dulces de almendras y de avellanas,
miel de dátiles y un pan caliente.
I
Un día pensé en partir. Un jilguero
se posó en mi mano y se durmió.
Me bastaba con acariciar el pámpano de una
parra, deprisa,
para que ella supiera que mi copa estaba llena,
acostarme temprano
para que ella viera mi sueño y prolongara su noche para
velarlo,
que una de mis cartas llegara
para que ella supiera que mi dirección había cambiado
en el seno de las cárceles y que
mis días revoloteaban en torno a ella
y ante ella...
Ha huido el dulce viento del verano,
se retiran las flores,
los pájaros preparan su partida
hacia lejanas tierras, cálidas y apacibles.
En la terraza, las primeras ráfagas
del frío, colorean las mejillas
de mi amado, que añora
parajes nunca vistos....
Tengo una abuela como la palmera de los ribazos, cuarteada por los años.
Nos protege con su ternura, mientras el tiempo se adormece.
A su lado guarda el bastón, junto a las llamas mortecinas,
y el viento sigue jugueteando con el humo en nuestros rostros.
Más pesado,
Más bajo,
Cargo con mi experiencia y me marcho.
Mientras seas la cima del mundo,
Mientras la superficie de la tierra sea convexa,
Descenderé y me alejaré,
Descenderé y me alejaré.
Un día las arenas movedizas me engullirán,
Me hundiré poco a poco
En la oscura eternidad de tu amor,
Perderé el conocimiento,
Me esconderé de las miradas,
Las masas asistirán a la celebración de mi muerte,
Los aventureros y los poetas me envidiarán
Y tú
Arrojarás una nueva joya
Al cofre de tus mártires.
Te quiero,
No te arrepientas,
No tiendas la mano para socorrerme,
Permíteme quererte
Como ama la muerte.
Te quiero como ama la muerte.