Las lágrimas petrificadas
Un hombre que recogía piedras en una montaña de China derramó abundantes lágrimas de sus ojos y a medida que sus lágrimas caían a tierra se transformaban en guijarros. Si guijarros de este tipo estuvieran en posesión de las nubes, lo que llovería hasta la resurrección no sería más que un objeto de suspiros. La ciencia es lo propio del hombre puro y verídico. Si hay que ir a China para encontrarla, ve a buscarla allí; pues la ciencia, por el mal querer de los despreocupados, se ha vuelto tan dura de manejar como la piedra. ¿Hasta cuándo será desconocida? El mundo, palacio de dolores, es todo oscuridad; pero la ciencia brilla en él como una lámpara que se dad; pero la ciencia brilla en él como una lámpara que muestra el camino. En efecto, lo que guía tu alma en este oscuro lugar, es la joya de la ciencia, de esta ciencia que dilata el corazón. En estas tinieblas, que no tienen comienzo ni fin, te has quedado sin guía ...