Poesía Libre

Las enseñanzas de Hurriyya

1

Un día pensé en partir. Un jilguero

se posó en mi mano y se durmió.

Me bastaba con acariciar el pámpano de una

parra, deprisa,

para que ella supiera que mi copa estaba llena,

acostarme temprano

para que ella viera mi sueño y prolongara su noche para

velarlo,

que una de mis cartas llegara

para que ella supiera que mi dirección había cambiado

en el seno de las cárceles y que

mis días revoloteaban en torno a ella

y ante ella.

 

II

Mi madre cuenta mis veinte dedos de lejos.

Me peina con un mechón de su cabello dorado.

Busca en mi ropa interior a las mujeres desconocidas

y zurce mis calcetines rotos.

No he crecido en sus manos como deseábamos, ella y yo.

Nos separamos en la pendiente de mármol.

Las nubes nos hicieron señas, a nosotros y

a unas cabras que heredarán el lugar.

 

El exilio nos crea dos lenguajes:

Dialecto, para que las palomas se entiendan

y guarden el recuerdo,

y literal, para que explique a las sombras

su sombra...

Historia de los dos príncipes

 

 

Había dos príncipes en Egipto; uno adquirió ciencia y el otro amasó dineros. En resolución, uno llegó a ser el más sabio de su época, y el otro, faraón. El rico miró con desdén al sabio y le dijo: «Yo he llegado a ser faraón y he aquí que tú sigues en la indigencia». Le respondió: « ¡Oh hermano! Yo he sido el más favorecido por la gracia de Dios, pues soy heredero del legado de los profetas, es decir, de la ciencia, y tú heredero del legado del faraón y Hamán, es decir, del reino de Egipto».

Cuento sobre la decisión del anciano

Le preguntaron a un anciano: «¿Por qué no tomas esposa?». Respondió: «No me sentiría a

gusto con una vieja». Dijeron: «Busca una joven, que tú tienes riquezas». Respondió: «Yo

que soy viejo, no siento atracción ninguna por una vieja; de modo que ella que es joven,

¿qué podrá sentir por un viejo como yo?».

 

Un viejo septuagenario juega a ser un zagal...

Los dos zorros

Dos zorros, macho y hembra, compartían la misma comida y gozaban de su mutua compañía. Un rey, que estaba en la llanura con panteras y halcones, separó a los dos zorros.

Entonces la hembra preguntó al macho: "¡Oh buscador de agujeros! dime, ¿dónde nos encontraremos juntos de nuevo?" El respondió: "Si tenemos que estar juntos otra vez, sólo será en la tienda de un peletero de la ciudad".

La llave perdida

Un sufí oyó, mientras andaba, unos gritos que lanzaba un individuo que había perdido una llave y que decía: "¿No ha encontrado nadie allí una llave? Mi puerta está cerrada y estoy en el polvo del camino. Si mi puerta permanece cerrada, ¿qué es preciso que haga? ¿Debo continuar atormentándome? ¿Qué es necesario, pues, que haga?"...

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