Poesía Libre

Sobre la conducta en sociedad. Frases de Saadí (5)

La ira desproporcionada produce pánico y la amabilidad inoportuna acaba con el respeto;

no seas tan severo que se harten de ti ni tan blando que se enfrenten a ti.

 

Si eres suave, el enemigo se envalentona ante ti,

y si te muestras airado, acabarán hartos de ti.

 

Combinadas son mejor la severidad y la blandura

como el cirujano, que corta y pone curas.

 

Un sabio no se muestra severo en exceso

ni suave para su dignidad no mermar,

ni se debe a sí mismo demasiado exaltar

ni exponerse tampoco al desprecio...

El fuego de tu rostro

Desde ahora me agarraré a las faldas de aquel alto ciprés

que de raíz me arrancó con su grácil estatura.

No es necesario vino ni juglar, abre tu velo,

que el fuego de tu rostro mehace bailar como la ruda.

No hay rostro que espejo de la suerte pueda ser en la alcoba nupcial,

excepto el rostro frotado con pezuña de caballo bayo.

Dije: peno por ti y claramente enunciaré este secreto...

Respuesta de los contemplativos Bayazid y Tarmazi

Un excelente doctor, que era el eje del mundo y que estaba dotado de las más excelentes cualidades, contaba lo que sigue: "Una noche -decía-, vi en sueños a la vez, en un camino, a Bayazid y Tarmazí y estos dos posesores de la preeminencia me tomaron, sin embargo, por guía. Yo buscaba explicar este sueño de una forma satisfactoria: es decir, por qué estos dos schaiks me habían tratado con esta deferencia. Me acordé entonces de que una mañana salió involuntariamente un suspiro de mi corazón. Ahora bien, este suspiro se elevó y me abrió el camino espiritual y agitó el llamador de la puerta del santuario de forma que se abrió. Cuando fui admitido en él, me hablaron sin servirse de la lengua y todos los maestros espirituales y sus discípulos me preguntaron algo, menos Bayazid Bastami. Este último se levantó de entre todos; quiso verme, pero no para preguntarme algo...

El espejo que descubre la belleza

Anoche, hacia el alba, de la tristeza me liberaron.

En la oscuridad nocturna, me dieron agua de vida.

Con el radiante rayo de la Esencia, me quitaron el sentido.

La epifanía

de los atributos, vino en la copa, me ofrecieron.

¡Qué alba bendita fue!, ¡qué gloriosa noche!

Aquella noche de Gadr, nueva investidura me concedieron.

Justo es que la fortuna me sonría, oh gozoso corazón.

Estaba necesitado, y me la entregaron como diezmo.

Del Invisible, el heraldo me anunció entonces esta suerte:

ante la tiranía y el desamor, firmeza y paciencia me otorgaron.

Desde ahora: mi rostro y el espejo que descubre la Belleza,

pues me anunciaron en él la aparición de la Esencia...

Anoche vi a los ángeles

Anoche vi a los ángeles llamar a la puerta de la taberna,

amasaban el barro del hombre, y el vaso daba su medida.

Ellos, los que habitan el templo de lo oculto y el candor del universo angélico,

 me acompañaron, a mí, mendigo de las calles, a beber el vino de la ebriedad.

Al dar gracias a Dios por la Paz alcanzada entre él y yo,

la copa de gratitud vaciaron, bailando, los sufíes.

Los cielos no pudieron soportar el peso de la prenda.

Cayó la suerte en el nombre de ese loco que soy yo.

No es fuego aquel cuya llama despierta la risa de la vela.

Fuego es aquel que prende en la levedad de la falena.

¡De las querellas de las setenta y dos sectas, apartaos!,

que por no ver la verdad crearon fábulas distintas...

Historia del schaikh San’an (quinta parte)

¡Tú eres el guía de las criaturas; nuestro schaikh se ha perdido, muéstrale el camino, te conjuro en el nombre de Dios!"

Mahoma le dijo: "¡Oh, tú, cuyas miras son verdaderamente elevadas! ve y sabe que he desembarazado a tu schaikh de sus ataduras. Tu pura intención ha sido recompensada, pues no has tenido reposo hasta que no has obtenido la conversión del schaikh. Entre el schaikh y Dios (la Verdad) había desde hacía tiempo una mota de polvo negra. Hoy he quitado esta mota de su camino y no lo he dejado por más tiempo en medio de las tinieblas. He vertido el rocío del océano de la súplica y se ha extendido en su existencia. Este polvo se ha retirado hoy del camino; el arrepentimiento ha tenido lugar y el pecado se ha borrado. Sabe bien positivamente que las faltas de cien mundos desaparecen del camino por el vapor de un momento de arrepentimiento. Cuando el océano de la benevolencia agita sus olas, borra las faltas de los hombres y de las mujeres"...

Cuento del vagabundo

Un hombre que vestía harapos nos acompañaba en la caravana que iba a Hiyaz. Un

príncipe árabe le dio cien dinares como ofrenda, pero unos bandoleros de la tribu de

Jafaya atacaron de improviso la caravana y la desvalijaron por completo. Los mercaderes

se pusieron a llorar y a lamentarse en vano.

 

Aunque llores y te lamentes

no va el ladrón el oro a devolverte.

 

Excepto aquel pío derviche que permanecía impávido y no mostraba turbación alguna. Le

pregunté: «¿Acaso no se han llevado los ladrones tus dineros?». Respondió: «Sí, se los han

llevado. Sin embargo, yo no estaba tan apegado a ellos como para que perderlos me

supusiera congoja alguna»...

Cuento de Leyla y Maynun

Le contaron a un rey árabe la historia de Leyla y Maynun, y que éste, con toda su

locuacidad y sabiduría, había perdido los estribos y había cogido el camino del desierto.

Ordenó que fuese llevado a su presencia y se puso a reprenderle: «¿Qué has visto de malo

en la nobleza del espíritu humano para adoptar el carácter de las bestias y abandonar la

sociedad?». Respondió:

¡Cuántos amigos por amarla me reprenden!

No la han visto nunca, por eso no me entienden...

El lenguaje de los lirios

Albricias, corazón, que el viento de la mañana ha regresado.

La abubilla mensajera de la tierra de Saba ha regresado.

Oh ave del alba, canta el himno de David,

que el Salomón de las flores, con el viento, ha regresado.

¿Dónde está el iniciado que entienda el lenguaje de los lirios,

para que pregunte por qué partió y por qué ha regresado?

Me trató con clemencia y gentileza la providencia divina,

y así el ídolo de corazón de piedra por sendas de lealtad ha regresado.

Por el soplo matutino, huele eltulipán el vino apetecible.

Era un ardor de corazón y con fe en la medicina ha regresado.

He lanzado mil suspiros en pos de esta caravana,

hasta que las campanillas a mi oído del corazón han regresado.

Aunque Hafez llamó a la puerta del sufrimiento y rompió el compromiso,

mira, su bondad, conciliadora, por nuestra puerta ha regresado.

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