Con el sello de sus labios
Abandonamos la lección del alba por la taberna.
Abandonamos la cosecha de oración en la senda del amado.
El sultán inicial nos otorgó el tesoro de las penas de amor
cuando hacia esta casa en ruinas nos orientamos.
Incendia el hábito de cien ascetas lúcidos,
el ardor que anida en nuestro loco corazón.