De cómo los oficiales y chambelanes del califa se acercaron a saludar al beduino y a recibir su obsequio
Cuando el beduino llegó desde el remoto desierto a la puerta del palacio califal, los cortesanos se acercaron y le rociaron con agua de rosas. Sin que él pronunciara palabra, percibieron lo que quería pues tenían costumbre de dar antes de que se les pidiera.
Entonces le dijeron: «Oh jefe de los árabes, ¿de dónde vienes? ¿Cómo estás después del viaje y la fatiga?». Respondió: «Soy un jefe, si así me favorecéis; más indigno si me ponéis a vuestra espalda.