El teólogo en la agonía
Un sabio teólogo estaba agonizando y dijo: " ¡Ah! si yo hubiera sabido antes cómo -es más alto grado de honor el escuchar que el hablar, ¿habría perdido mi vida discurriendo? Aunque un discurso fuera tan excelente como el oro, más vale no decirlo". La acción es lo propio de los hombres dignos de su misión. ¿No vale más entregarse al amor divino en lugar de hablar? Si tuvieras, como los hombres espirituales, un tierno amor por la religión, encontrarías cierto lo que digo. Puesto que tu corazón es extraño al amor, todo lo que digo te parece fabuloso. Adormécete con abandono como el hombre que rechaza las prácticas exteriores de la religión y te recitaré mis agradables relatos. Si Attar te los ha hecho que te hayan encantado, el sueño te vendrá agradablemente. Duerme, pues, cómodamente: he derramado bastante aceite sobre la arena; he atado bastantes perlas al cuello de los cerdos. Bastante a menudo he preparado esta mesa y sin embargo me he levantado hambriento de ella. Bastante a menudo he amonestado a mi alma y no me ha obedecido; le he dado medicamentos y no le han hecho efecto.