¡Rompamos el techo del cielo!
Ven, y esparzamos las flores y echemos vino en la copa,
propongamos un mapa nuevo, rompamos el techo del cielo.
Si la tristeza pone en marcha sus tropas para verter la sangre de los amantes,
mi escanciadora y yo nos uniremos para desfondar sus bases.
En cáliz de vino púrpura, esencia de flor derramaremos.
En pos de la brisa de circular perfume, azúcar verteremos en el vaso de incienso.
Si anhelas el jardín del Edén, ven con nosotros a la bodega:
situado junto al tonel, te lanzaremos, sin más, al río del paraíso.
Unos se exceden hablando del intelecto, otros inventan delirios.
¡Ven, y llevemos ante el juez estas ideas!
Ahora que el laúd perfecto está en tus manos, juglar, canta una canción hermosa,
para que, taconeando y dando palmas, nuestra cabeza despeñemos.
Oh viento de Saba, lleva la tierra denuestro ser ante aquella excelencia,
para que así contemplemos el umbral del rey de los perfectos.
En Shiraz no cultivan el arte decantar ni la elocuencia,
ven, Hafez, y que nos arrojen a otra tierra.