Poesía Libre

Sobre el carácter de los reyes; Cuento 1

Oí que un rey ordenó ajusticiar a un prisionero. El desamparado, viéndose en ese estado

de desesperación, se puso a descargar injurias e improperios contra el rey, pues se ha

dicho: «Todo aquel que su vida ve perdida, que todo lo que tenga en su corazón, lo diga».

En una situación sin salida y desesperada se blande por la hoja una espada afilada.

Cuando el hombre desespera su lengua se desata

como gato acorralado que al perro ataca...

Rostam contra el dragón (primera parte)

Autor: 

Un dragón salió del desierto. Tu hubieras dicho que un elefante no hubiera podido escapar de él. Su madriguera se encontraba en ese lugar y, por miedo a encontrarse con él, ningún Div hubiera osado pasar por ahí. Él vino y con asombro vio a Rostam, que buscaba la posesión del mundo; dormido delante de él, un caballo. Se preguntó qué podría ser esa aparición, y quién tendría la audacia de descansar en ese lugar ;ya  que ninguna criatura se atrevía a pasar por el camino, ni Div, ni elefante,  ni león lleno de coraje. Y si algún ser vivo venía, no tenía la menor oportunidad de escapar de ese malvado dragón. El dragón se dirigió hacia Rajsh, el brillante, y Rajsh corrió hacia el héroe que iba en búsqueda de la diadema. Golpeó la tierra con sus cascos de acero,  la golpeaba con sus patas y sacudía la cola. Rostam despertó de su sueño y la cabeza del héroe, lleno de prudencia se encolerizó.

¿Quién llama a mi puerta?

Autor: 

Preguntó, " ¿Quién llama a mi puerta?"

Respondí, "Tu humilde servidor".

Preguntó, "¿Qué asunto te trae por aquí?"

Respondí, "Vine a saludarte, oh Señor".

Preguntó, "¿Cuánto más viajarás?"

Respondí, "Hasta que me detengas".

Preguntó, "¿Hasta cuándo hervirás en el fuego?"

Respondí, " Hasta que puro quede".

"Este es mi juramento de amor.

Por amor,...

El Canto de Venus

Ve, céfiro, y di a aquella esbelta gacela  que a la montaña y al desierto nos ha guiado.  

¡Larga sea tu vida, vendedor de dulces!  ¿Por qué olvidaste aquel loro golmago?  

¿Debido a tu belleza altiva, oh rosa,  no preguntaste por el ruiseñor enamorado?  

Con humor ufano, a los gnósticos se atrae,  al ave sabia, ni con trampa ni con grano.  

Cuando te sientes a beber con el que amas,  recuerda a los que intentan brindar con él en vano...

El pir y su compañero de viaje

Autor: 

"Desembarázate de lo que excita tu temor, pues esto te hace culpable y entonces cualquier camino que quieras coger será bueno. El divo teme al que es indiferente a la posesión del dinero y rápidamente huye lejos de él. Por la apreciación de un grano de oro que te está prohibido, hasta llegarás a dividir con diligencia un cabello. En la religión el oro es como un asno cojo; no tiene valor, aunque tenga peso. Cuando llega de improviso, os gobierna y, cuando ataca a la piedad, os deja estupefactos. Aquel que ha seguido la ruta del oro se ha perdido y lo han tirado en el pozo atado de pies y manos. Evita, como José, este profundo pozo; pero en todo caso, retén tu aliento, pues en este pozo se respira un aire completamente extraordinario"...

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