Poesía Libre

La creación del mundo

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Antes todo, es necesario que conozcas bien el origen de los elementos .Dios creó el mundo de la nada para revelar su poder. Creó la materia de cuatro elementos, los hizo aparecer sin pena y sin trabajo .El primero es el elemento del fuego brillante, que se alza en lo alto, en medio está el aire, después el agua y debajo la tierra oscura.

Primero, el fuego comenzó a propagar sus rayos .Su calor produjo entonces sequía. A continuación, el reposo engendró al aire frío que, a su vez, dio origen a la humedad .Estando ya  asignado el lugar de los cuatros elementos, éstos formaron este mundo transitorio. Se interpretaron unos y otros y aparecieron seres de todas las especies.

Se formó la bóveda celeste de rotación rápida y mostró incesablemente sus maravillas .Los sietes planetas tomaron la dirección de los doce meses .Cada uno se colocó en el lugar que le habían designado. 

El enamorado que pierde a su amante

Un hombre de elevadas miras y posesor de perfección, se enamoró de una hermosa persona. Ahora bien, aquella a quien había abandonado su corazón se quedó delgada y amarilla como un tallo de azafrán. El luminoso día se volvió oscuro para su corazón, la muerte llegó desde lejos y se aproximó a ella. Anunciaron esta noticia a su amante; él acudió con un puñal en la mano y diciendo: "Yo quiero matar en el acto a mi amante a fin de que esta mujer, parecida a una admirable pintura, no muera de muerte natural". Le dijeron: "Eres un insensato; ¿qué motivos tienes pues para querer matarla? No viertas sangre, retira la mano de este asesinato pues ella va a morir. ¿De qué sirve matar a una persona que se muere? Sólo un loco le corta la cabeza a un muerto". -"Si mi amiga perece por mi mano, me harán perecer por la ley del talión. Entonces el día de la resurrección, yo arderé por ella como la vela delante de los humanos reunidos. Seré ajusticiado a causa de mi pasión por esta muchacha y mañana también seré quemado por su causa. Tal es mi situación aquí y allá. Mi suerte es de ser o quemado o matado por esta dama"...

El rey de Persia

Se cuenta que un rey de Persia alargaba su tiránica mano para arrebatarles las posesiones a sus súbditos, y comenzó a oprimirlos de esta manera, hasta tal punto que la gente emigraba a causa de sus extorsiones y para alejarse de las penurias. Cuando los súbditos escasearon, vióse mermada la prosperidad del país, las arcas vacías, y los enemigos crecidos en cuantía.

Aquel que desea en la calamidad ser socorrido

en la bonanza, generoso tendría que haber sido.

Si a un esclavo bien no lo tratas, se te va;

sé afable pues si no, un extraño tu esclavo será.

 

Un día en la asamblea se estaba leyendo del Sahnámé, un pasaje que trataba sobre la decadencia del reinado de Zohak y sobre la era de Freydun. El visir le dijo al rey: «¿Sabrías decirme por qué Freydun, que no tenía tesoros ni riquezas ni propiedades, pudo sentarse en el trono?». Dijo [el rey]: «Como has oído, las gentes se congregaron a su alrededor, lo apoyaron con entusiasmo y así se hizo rey». Dijo [el visir]: «¡Oh rey!, ya que el hecho de que la gente se agrupase a su alrededor es necesario para llegar a ser rey, ¿Por qué ahuyenta la población? ¿Quizá no quiera ser el rey?».

Cuida del ejército como de tu propia vida,

ya que el sultán mediante él domina.

El rey preguntó: «¿Cuál es la razón por la cual se congregan el ejército y los súbditos?».

A lo largo de la orilla del río

A lo largo de la orilla del río se desliza una vieja tortuga, el día está soleado.

El arrozal está cálido .La vieja tortuga goza en el cálido regazo de su sol, duerme tranquila a la orilla del río.

A lo largo de la orilla del río estoy solo yo, cansado del dolor del deseo, esperando mi sol.

Mas mis ojos no lo ven por un instante.

Mi sol ha ocultado su rostro de mí en aguas distantes.

Para mí todo es claro por doquier, si me detengo (en mi permanecer), si me apresuro (en mi apresuramiento), solamente mi sol no es claro a lo largo de la orilla del río.

Desierto de silenciosos

¡Levántate y en la copa de oro el licor del gozo vierte, antes de que ese cráneo en la tierra se asiente!  

Desierto de silenciosos será al fin nuestra morada, vaya en tanto el clamor nuestro a la cúpula miniada.  

Precario es el tiempo, ¿sabes?, de esta mansión que posees, del corazón de la copa el fuego arroja en tus bienes.  

Aparta ya el ojo impuro del que es Alma de las almas y a través del claro espejo, con claridad, ve su cara.  

Hice ablución en mis lágrimas, pues dicen los de la vía: purifícate primero, después, al que es puro, mira.  

Por tu verde torso, cuando me torne tierra, oh ciprés, arroja tu sombra en ella, y olvida tanta altivez.  

La serpiente de tu bucle nuestro corazón mordió.  Adonde se halle el antídoto, por tu boca, arrójalo...

¡Vuélvete!

¡VUÉLVETE!  

El cáliz en la mano, llegó mi amado al convento de los magos ebrio de vino y los comensales ebrios de su ebrio narciso. 

De su caballo, en la herradura, creciente la luna clara; y por su altura, del cedro la altura baja. 

Se levantó, y la vela de los corazones de todos se sentó.  Él se sentó, y el grito de los contempladores se levantó.  

La algalia emite alto perfume, pues se enrosca a su bucle; El khol dibuja un arco, que el de su ceja asume. 

Mas ¿por qué digo soy, si de mí mismo no he noticias? Y ¿por qué digo no es, si con él tengo la vista? 

Vuélvete, y que la vida en fuga de Hafiz vuelva, Aunque la flecha que salió del pulgar nunca regresa.

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