Canción a Zaynab
Zaynab abraza a su hija
alumbrando el secreto del encuentro
y la boda del encuentro
entre su historia y el llanto...
Zaynab abraza a su hija
alumbrando el secreto del encuentro
y la boda del encuentro
entre su historia y el llanto...
“¡Oh mi alegría, mi deseo
Y mi refugio,
Mi compañero, mi amparo
En el camino, Oh, mi Fin!
Eres el espíritu de mi corazón.
Tú eres mi esperanza,
Mi confidente, mi Amigo.
Mi anhelo de Ti es mi única riqueza,
Mi ardiente deseo, todo mi sustento ...
Añoro el pan de mi madre,
el café de mi madre,
las caricias de mi madre…
Día tras día
en mí crece la infancia,
pero amo mi edad, pues
de morir
me avergonzarían las lágrimas de mi madre.
El cuerpo del cielo es oscuro y triste
sea la noche la última ronda
las luces fugaces ilusiones
y más perceptibles las alas del silencio
....
No tengo voz ni cantos
que conduzcan a mi voz
hacia el país de los vientos y los árboles
las sombras abrazan más que las pestañas
y no hay canciones que iluminen la oscuridad de lo profundo
pero los ecos laten en el seno de la noche
y me duermo en mi pecho
....
Añoro el pan de mi madre,
el café de mi madre,
las caricias de mi madre…
Día tras día
en mí crece la infancia,
pero amo mi edad, pues
de morir
me avergonzarían las lágrimas de mi madre.
La noche se desliza por las estepas,
Las manos de las nubes pasan por el horizonte
Y las tinieblas duermen,
En impresionante calma,
Bajo las alas del silencio...
No querría, no querría
huir de mi laberinto,
del laberinto de los míos,
de mis compañeros
donde supuran los mosquitos de la corrupción
mientras mis compañeros se resignan a la muerte
día a día,
la muerte que se extiende a lo largo de la vida
como la eternidad.
No querría, no querría contar
mi laberinto,
yo que soy libre, libre
entre tres muros
y el cuarto es una galería que se extiende
como la eternidad.
Debajo de las murallas hay otras murallas
que ocultan otras murallas:
Ur y Jericó, Nínive y Nimrud.
Y sobre las ruinas,
donde se han desvanecido los suspiros de los enamorados
y el crujir de dientes de los desnudos esclavos,
hay unas colinas, habitadas por hormigas y por grillos,
que reverdecen por primavera...
Llené una copa con mis palabras,
las destilé, las hice fermentar, las dejé envejecer
y las escancié generosamente
en las bocas de quienes las deseaban para expresarse.
Y dijeron amor y la mejor broma,
y el deseo se tornó en palabras
que salían de gargantas de oro, de gargantas de plata,
en las que tarareaban las palabras
y hacían albórbolas en las bodas de nuestras aldeas...
Llené una copa con mis palabras,
Balas
en la noche de luna llena
surcaron las colinas y los caminos.
Balas
chocaron contra los muros
y golpearon las puertas y las ventanas.
Iban dirigidas a los corazones y a las entrañas.
Balas
por detrás de las piedras,
a través de los desfiladeros,
por detrás de los sacos de arena.
Balas.
Se esparcen por las piedras arrayanes de sangre
y se pegan adornos de sangre en las paredes.
Balas
y gelignita
arrojan los cuerpos a las hienas.
Sembramos el trigo pero no lo recogimos,