Cuento del moribundo persa

Encontrábame en la aljama de Damasco platicando con un grupo de sabios cuando un

joven entró por la puerta y dijo: «¿Hay alguien aquí que sepa persa?». Me señalaron y yo

le dije: «Que sea para bien». Dijo: «Hay un anciano de ciento cincuenta años agonizando

que dice algo en persa que nosotros no entendemos; si tienes la gentileza de tomarte la

molestia de venir, serás recompensado». Cuando llegué a la cabecera de su lecho, estaba

diciendo:

Dejadme satisfacer mis deseos un instante,

qué pena que se me corta ahora el aliento,

qué pena que en la vida, de su variado alimento

comimos sólo un poco y dijeron: ya es bastante.

Traduje al árabe para los sirios lo que estaba diciendo y se maravillaron de que pese a su

larga vida lamentase tener que abandonar el mundo. Le dije al anciano: «¿Cómo te

sientes?». Respondió: «¿Qué quieres que diga?»...

Nacimiento de Manucherhr (Historia del Shah Nameh)

Autor: 

Presta atención al acontecimiento que trajo la bóveda azul del cielo, después de que hubo dado vueltas durante nueve meses. Nació de la bella, llena de virtudes, un hijo digno de la diadema y del trono. En cuanto salió de las entrañas de su madre, se lo llevaron al rey. El que lo llevaba dijo: ¡Oh dueño de la corona!  ¡Que se regocije tu alma! ¡Mira a este Iraye!...

El fénix

El fénix es un admirable y encantador pájaro que vive en Indostán. Tiene un pico extraordinariamente largo y muy duro, perforado, como una flauta, por agujeros en número de más de cien. No tiene hembra y vive aislado. Cada uno de estos agujeros   hace   oír   un   sonido   y   cada   uno   de   estos   sonidos   tiene   un   secreto   particular.   Cuando   deja   oír   estos   acentos quejumbrosos por cada agujero, los pájaros y los peces se agitan; los más feroces animales se callan y están fuera de sí escuchando estos dulces acentos. Ahora bien, un filósofo frecuentó a este pájaro y aprendió por su canto la ciencia de la música...

El león

Autor: 

El Jesús de tu espíritu está ahora dentro de ti

Pídele ayuda, pero no pidas cosas del cuerpo

Como el joven tonto de la historia,

Que insistía que Jesús pusiera cuerpo

A algunos huesos que había encontrado.

No pidas a Moisés las provisiones

Que puedas obtener del Faraón.

No te preocupes mucho del sustento

Tu sustento se proveerá como se debe

Estas constantemente ocupado (en vez de eso)

Escuchando a Dios...

El comienzo

Autor: 

Antes todo, es necesario que conozcas bien el origen de los elementos. Dios creó el mundo de la nada para revelar su poder. Creó la materia de cuatro elementos, los hizo aparecer sin pena y sin trabajo. El primero es el elemento del fuego brillante, que se alza en lo alto, en medio está el aire, después el agua y debajo la tierra oscura.

Primero, el fuego comenzó a propagar sus rayos. Su calor produjo entonces sequía. A continuación, el reposo engendró al aire frío que, a su vez, dio origen a la humedad. Estando ya asignado el lugar de los cuatros elementos, éstos formaron este mundo transitorio. Se interpretaron unos y otros y aparecieron seres de todas las especies...

La batalla contra la bruja

Autor: 

Habiendo finalizado sus devociones, Rostam le colocó a Rajsh su caparazón, montó a caballo, retomó su camino y entró en el país de los magos. Rápidamente hizo una larga marcha y al momento en que la luz del sol desaparecía, vio unos árboles, hierba y agua viva; en fin, un lugar digno para un héroe. Vio una fuente semejante al ojo de un faisán y, una copa, rojo vino como la sangre de la paloma, un cabrito asado, pan colocado encima del, salero y mermeladas dispuestos alrededor...

Cuento sobre la mala conducta

En una ocasión, siendo un joven ignorante, le grité a mi madre. Ella se sentó con el corazón

roto en un rincón y me dijo llorando: «¿Has olvidado cuando eras niño para tratarme de

forma tan grosera?».

Qué bien le dijo a su hijo una anciana de pelo cano

al verlo como un tigre y robusto como un elefante:

«¿Te acuerdas de cuando eras sólo un infante

que estabas indefenso entre mis manos?

No te mostrabas entonces como una fiera,

que ahora eres un león y yo sólo una vieja».

La imaginación creadora en Ibn Arabí

Autor: 

“La Imaginación como elemento mágico y mediador entre el pensamiento y el ser, encarnación del pensamiento en la imagen y presencia de la imagen en el ser, es una concepción de extraordinaria importancia que juega un destacado papel en la filosofía del Renacimiento y que volvemos a encontrar en el Romanticismo.” (1) Esta observación, tomada de uno de los más destacados exegetas de Boehme y Paracelso, nos proporciona la mejor introducción a la segunda parte de este libro. Retendremos de ella, en primer lugar, la idea de Imaginación como producción mágica de una imagen, el tipo mismo de la acción mágica, incluso de toda acción como tal, pero especialmente de toda acción creadora; y, en segundo lugar, la idea de imagen como cuerpo (cuerpo mágico, cuerpo mental), en el que se encarnan el pensamiento y la voluntad del alma.(2) La Imaginación como potencia mágica creadora que, dando nacimiento al mundo sensible, produce el Espíritu en formas y en colores, y el mundo como magia divina “imaginada”, por la divinidad “imágica”: éste es el contenido de una antigua doctrina, tipificada en la yuxtaposición de las palabras ImagoMagia, que Novalis reencontraba a través de Fichte.(3) Pero se impone una advertencia previa: esta Imaginatio no debe en modo alguno confundirse con la fantasía. Como ya observaba Paracelso, a diferencia de la Imaginatio vera, la fantasía (phantasey) es un juego del pensamiento, sin fundamento en la Naturaleza; nada más que “la piedra angular de los locos”.

Cuento del anciano casadero

Un anciano me contó: «Fui a pedir la mano de una doncella; el aposento estaba adornado

con rosas, estaba con ella en la intimidad y mi corazón y mis ojos estaban puestos en ella.

No dormía durante las largas noches, pues me ponía a contarle cosas graciosas y

jocosidades para ver si de aquella manera se me acercaba y no se asustaba. Así, cierta

 

noche le decía: "Tu próspera ventura te sonríe y los ojos de la fortuna están despiertos,

pues has llegado a ser la compañera de un anciano maduro, educado, de mundo,

sosegado, que ha probado lo frío y lo caliente, que ha experimentado lo bueno y lo malo,

que sabe mantener una relación y cómo satisfacer una amistad, que es afable, amable, de

buen carácter y bien hablado"...

Sobre la conducta en sociedad. Frases de Saadí (5)

La ira desproporcionada produce pánico y la amabilidad inoportuna acaba con el respeto;

no seas tan severo que se harten de ti ni tan blando que se enfrenten a ti.

 

Si eres suave, el enemigo se envalentona ante ti,

y si te muestras airado, acabarán hartos de ti.

 

Combinadas son mejor la severidad y la blandura

como el cirujano, que corta y pone curas.

 

Un sabio no se muestra severo en exceso

ni suave para su dignidad no mermar,

ni se debe a sí mismo demasiado exaltar

ni exponerse tampoco al desprecio...

El fuego de tu rostro

Desde ahora me agarraré a las faldas de aquel alto ciprés

que de raíz me arrancó con su grácil estatura.

No es necesario vino ni juglar, abre tu velo,

que el fuego de tu rostro mehace bailar como la ruda.

No hay rostro que espejo de la suerte pueda ser en la alcoba nupcial,

excepto el rostro frotado con pezuña de caballo bayo.

Dije: peno por ti y claramente enunciaré este secreto...

Respuesta de los contemplativos Bayazid y Tarmazi

Un excelente doctor, que era el eje del mundo y que estaba dotado de las más excelentes cualidades, contaba lo que sigue: "Una noche -decía-, vi en sueños a la vez, en un camino, a Bayazid y Tarmazí y estos dos posesores de la preeminencia me tomaron, sin embargo, por guía. Yo buscaba explicar este sueño de una forma satisfactoria: es decir, por qué estos dos schaiks me habían tratado con esta deferencia. Me acordé entonces de que una mañana salió involuntariamente un suspiro de mi corazón. Ahora bien, este suspiro se elevó y me abrió el camino espiritual y agitó el llamador de la puerta del santuario de forma que se abrió. Cuando fui admitido en él, me hablaron sin servirse de la lengua y todos los maestros espirituales y sus discípulos me preguntaron algo, menos Bayazid Bastami. Este último se levantó de entre todos; quiso verme, pero no para preguntarme algo...

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