Cuento del joven
Un joven ágil, elegante, risueño y de habla dulce estaba unido a nuestro círculo; su
corazón nunca se veía afectado por ninguna tristeza y siempre tenía los labios prestos para
reír. Dejó de venir un tiempo y cuando volvimos a encontrarlo tenía esposa e hijos, el
júbilo erradicado y marchita la flor de la pasión. Le pregunté: «¿Qué es todo esto y por qué
estás así?». Respondió: «Cuando tuve niños deje de portar-me como un niño».
¿Es que el niño y las canas han cambiado a mi compañero?
Como penitencia, basta el cambio del tiempo.